Las neuronas espejo y las políticas públicas

En una entrevista a Jorge Barudy, en el II Congreso Europeo de Resiliencia, donde le preguntaban sobre las neuronas espejo, un concepto que indudablemente nos lleva a él, exponiendo brillantemente la relación entre estas redes neuronales y las políticas públicas, nos expone lo siguiente:

“El cerebro tiene una organización dinámica interna propia que hace que las redes neuronales sean muy cooperativas, muy solidarias, dispuestas a ayudarse unas con otras. Si en el momento determinado es necesario neuronas, las neuronas espejo pueden adquirir la función pero para eso necesitan los estímulos externos, la estimulación. Ahí le da mucho el sentido la terapia. En la terapia las neuronas espejo se pueden recuperar si son capaces de ofrecer contextos de vida alternativo y ahí tiene todo mucho sentido, por ejemplo en el caso del maltrato a la infancia tiene  mucho sentido lo que son las políticas de protección, no para quitar los niños a los padres, sino para defender el derecho de un niño o una niña a no ser dañado irremediablemente porque la protección es una forma de proteger lo que queda y al mismo tiempo dar oportunidad a los niños/as con ambientes afectivos, ambientes de respeto, …se puede recuperar las neuronas espejo. El día que los políticos y gestores de la administración, las políticas de infancia, y los gestores de los servicios de protección entiendan esto, mejorarán las condiciones de vida de los niños… Es una protección burocrática, es una protección basada en sectores que ni siquiera tiene la formación adecuada para entender lo que es un niño con necesidades de protección, un niño traumatizado… La recuperación de las neuronas espejo también depende de las políticas públicas. No se le puede pedir a un niño traumatizado que recupere sus neuronas espejo si en realidad se le está victimizando incluso por los mismos sistemas de protección, y eso es un desafío importante para el sistema social.”

Sin duda, la formación del profesional público se hace cada vez más urgente en nuestro constante intento de proteger a nuestros niños/as. Es urgente apostar, desde las administraciones competentes, por una preparación del profesional de atención social con una mirada acogedora, amorosa, donde el niño/a, citando a Barudy son reconocidos como afectados y no como culpables del daño y se acoge la forma que expresan su dolor y su sufrimiento.

Y tu, ¿Qué opinas de los servicios sociales y cómo podríamos generar un ambiente de empatía en dichos espacios?